Virgilio Díaz Grullón (1924-2001)
El 1ro de mayo se conmemora el natalicio del escritor, poeta y abogado Virgilio Díaz Grullón (1924-2001).
En 1946 obtuvo el título de Doctor en Derecho en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, luego de lo cual desempeñó cargos en la administración pública, la banca privada y en organismos financieros internacionales.
Su obra narrativa abarca desde la narración de escenario urbano y de clase media hasta la temática psicológica, pasando por el cuento fantástico clásico y la crítica social. En su novela Los algarrobos también sueñan realizó una fuerte crítica aTrujillo, y reivindicó los fracasados intentos de oposición armada e ideológica a su dictadura.
Está considerado como uno de los mejores exponentes de la literatura dominicana en el género de cuentos.
En 1958 obtuvo el Premio Nacional de Cuento con Un día cualquiera y fue finalista del Concurso de Autores Hispanoamericanos del Instituto de Cultura Hispánica de Madrid por el cuento Edipo. En 1977 obtuvo el Premio Anual de Novela Manuel de Jesús Galván por Los algarrobos también sueñan. En 1997 recibió el Premio Nacional de Literatura de la República Dominicana.
Colaboró con diversos periódicos y revistas nacionales y extranjeras. Varios de sus cuentos han sido traducidos al inglés, francés y portugués, apareciendo en numerosas antologías. Fue miembro de la Academia Dominicana de la Lengua.
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LOS ALGARROBOS TAMBlEN SUEÑAN
ASÍ, CUANDO LAS HOJAS MÁS ALTAS
Así, cuando las hojas más altas se doblegaban al peso inerte de su cuerpo, Alberto daba ya los toques finales al escondite que empezó a construir en las primeras horas de la mañana del día anterior y colocaba las yerbas y ramas que cubrirían la entrada del pequeño túnel donde había escondido los medicamentos, los instrumentos de primeros auxilios y las raciones alimenticias enlatadas.
Al alejarse algunos pasos para comprobar la eficacia del "camuflaje" y llegar rápidamente a la conclusión de que éste cumpliría su objetivo, recordó de pronto la avioneta y su vuelo lento y acucioso sobre el campamento dos días atrás.
Era un pequeño aeroplano de una plaza pintado de amarillo, con motor a hélice, anticuado sin duda, pero apto para el servicio de reconocimiento al que seguramente lo destinaba el gobierno. Sólo sobrevoló una vez la planicie creando la impresión de que no había encontrado nada sospechoso. Sin embargo, Víctor, que no se dormía, ordenó a Alberto la construcción del túnel tan pronto el avión desapareció detrás de la cresta de la loma y todos salieron de los escondites que habían improvisado rápidamente al oír el amenazante ronronear de su motor.
Esta decisión estaba por demás justificada porque, a diferencia de los fusiles, las granadas y el resto del parque-que estuvieron desde el primer día almacenados en la cueva-, las cajas que contenían las raciones y medicamentos habían permanecido amontonadas en el claro, constituyendo el único indicio de la presencia de las guerrillas en la zona. Y,aunque la circunstancia de que no se hubiesen repetido los reconocimientos aéreos parecía indicar que el campamento no había sido detectado, era reconfortante para Alberto saber que las cajas habían desaparecido del radio de observación de futuros incursionistas indeseados.