Máximo Avilés Blonda (1931-1988)
El 16 de mayo recordamos el Natalicio de Máximo Avilés Blonda (1931-1988) poeta y dramaturgo de la República Dominicana, cuyo trabajo renovó el teatro dominicano de manera sensible, como autor y director. Su poesía piensa nuestra insularidad.
Estudió en la Universidad de Santo Domingo, donde obtuvo los títulos de Licenciado en Filosofía y Letras (1953) y de Doctor en Derecho (1955). En esa misma universidad dictó, durante varios años, cátedras de Historia Dominicana y Literatura y desempeñó los cargos de Director del Teatro Experimental Universitario, Director de Extensión Cultural y Director del Departamento de Relaciones Públicas e Internacionales.
Además de su obra poética escribió varias obras de teatro, algunas de las cuales han sido representadas en festivales internacionales. Fue Director General de la Escuela de Bellas Artes y en los últimos años de su vida ocupó la Dirección General de Cultura.
Recibió el Premio Nacional de Poesía en dos ocasiones, primero en 1977 con el poemario Los Profetas y, luego en 1983 con Viacrucis. El 7 de diciembre de 1987 fue condecorado por el gobierno dominicano con la Orden de Duarte, Sánchez y Mella, en el grado de Gran Cruz Placa de Plata. Entre su obra poética y dramática se destaca: Trío, Centro del mundo, Cantos a Helena, Del comienzo, a la mitad de la vida, Los pro-fetas,Las manos vacías, Yo, Bertolt Brecht, Pirámide 179. La otra estrella en el cielo, Boccaccio.
…
Centro del Mundo
Centro del mundo, esta isla.
De ella salieron los valientes conquistadores
de ancho tórax, de negra barba, de nervudos brazos,
la tizona al aire al grito de la cruz,
para incendiar naves y someter Imperios.
Y también los Cronistas,
los que habían de adivinar la Historia de los Pueblos
escrita en dura piedra con raros caracteres.
Y hubo Audiencias y Enseñanza y Leyes y Mercedes
sobre la tierra negra del centro de la isla,
y nadie quiso la tierra seca del sur plagada de lagartos,
y el norte y el oeste fueron abandonados por el comercio ilegal
y se fundaron nuevas ciudades, se talaron bosques,
y después se marcharon furtivamente aquellos hombres
para buscar oro o plata en otra parte,
tal vez la juventud no poseída,
porque el pescado no era riqueza duradera.
…